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Las mujeres, mejores gestoras de la economía doméstica a pesar de los estereotipos

Comunicados de Prensa

Las mujeres, mejores gestoras de la economía doméstica a pesar de los estereotipos

Expertas apuntan a la posibilidad de «exceso de confianza financiera» de los hombres para entender las diferencias en los estudios publicados.

Profesoras de la UOC concluyen que las mujeres se ocupan más de la economía del hogar, pero son más conservadoras en las inversiones.

Las mujeres siguen cargando con el peso de las tareas y decisiones domésticas. Según datos recopilados por las Naciones Unidas, las mujeres y las niñas realizan tres cuartas partes de las tareas necesarias para el funcionamiento cotidiano de los hogares latinoamericanos. Como consecuencia, son ellas, dicen las expertas, las que se ocupan de las compras relacionadas con el hogar, aunque este tipo de gestiones no se ven generalmente como un factor clave en la salud financiera de las familias. «Los asuntos de la casa se han relacionado con decisiones sencillas, que no podían perjudicar la economía y que, en caso de poder hacerlo, se consultarían con el esposo», apunta Neus Soler, profesora colaboradora de los Estudios de Economía y Empresa de la Universitat Oberta de Catalunya (UOC).

«Son las mujeres las que asumen la mayor parte de las responsabilidades familiares y domésticas», ratifica la docente de la UOC experta en cultura financiera Elisabet Ruiz-Dotras, que también considera que se mantienen estereotipos porque «tradicionalmente el hombre ha sido el que llevaba un sueldo a casa y también quien se ocupaba de la relación con el banco».

Estos estereotipos de género siguen siendo públicos, a través del marketing, por ejemplo, pero la situación ha cambiado. «La mujer, en general, se considera independiente económicamente, lo cual le lleva a adoptar sus propias decisiones o a consensuarlas con su pareja sin supeditación o dependencia», defiende Soler, que cree que el acceso al mercado laboral y el incremento en la educación universitaria de las mujeres han sido clave para que se produzca el cambio dentro de los hogares. Aun así, apunta Ruiz-Dotras, estudios como el de la OCDE siguen señalando menores conocimientos financieros entre ellas, aunque también se registra un fenómeno que pondría en duda los términos absolutos.

El «exceso de confianza financiera» se da más en hombres que en mujeres, explica la profesora, dando lugar a que ellos «creen tener más conocimientos de los que realmente tienen» y eso les aporta «más seguridad, aunque sea ficticia». Soler también comenta que las mujeres «tienen interiorizado que en cultura financiera el hombre es mejor» y se sienten «inseguras», y así lo ratifica otra encuesta que afirma que son ellas, las personas mayores de 55 años y las de nivel socioeconómico más bajo las que menos saben, según su propia opinión. Por el contrario, otros estudios deducen que ellas, trabajando en una entidad financiera, eligen mejor qué préstamos financiar, consiguen menor morosidad de los clientes y siguen más las normas internas. Ambas docentes están seguras de que la manera de que toda la ciudadanía alcance la autonomía en este ámbito es la formación específica a edades tempranas.

«Al fin y al cabo tocamos dinero, aunque sea digitalmente, cada día, así que tener una educación ayudaría a mejorar el ahorro y a planificar financieramente y, en consecuencia, al bienestar de las personas», defiende Ruiz-Dotras, mientras que Soler remarca que esta temática tendría que ser un «conocimiento básico, relacionado con las competencias transversales que afectan a las distintas áreas de conocimiento». No solo la escuela tiene un papel en este aprendizaje, sino que las familias también cumplen un papel importante.

Entonces, ¿hay realmente diferencias en la decisión de compra o inversión? La experta en cultura financiera señala que hay análisis que demuestran que las mujeres son «más impulsivas en las compras», pero también señala que este comportamiento cambia en cuanto a la inversión, donde son más conservadoras, y más cuando son madres. Esto se traduce, por ejemplo, en la tasa de emprendimiento «muy baja», dice, que se sigue observando a día de hoy en comparación con la de los hombres. «Aspectos como el rol de madre o la falta de confianza en sí mismas afectan negativamente en la decisión de emprender», expone. La profesora colaboradora de los Estudios de Economía y Empresa también apunta a la maternidad como clave para entender un cambio en la forma de actuar de las mujeres. «Desde la perspectiva del marketing se observa que es menos impulsiva porque se siente responsable de los hijos y considera que debe protegerlos también económicamente», relata, poniendo como ejemplo que sean más cautas a la hora de invertir en productos «que tengan algún riesgo financiero, como un fondo de inversión».

La ONU también habla de los hijos como un factor a tener en cuenta en el comportamiento de las mujeres, colocándolas como mejores gestoras de la economía familiar porque buscan el beneficio del conjunto. Las compras del hogar recaen en las mujeres, siendo los hombres los que más compran automóviles o tecnología y desembolsan en locales de hostelería.

Pero ¿cuántas de las compras están guiadas por el marketing y cómo actúa este en función del sexo? La profesora Neus Soler considera que el proceso para eliminar estereotipos es «lento», por lo que prevé que «el trecho para conseguir la igualdad» sea aún «largo». Anuncios con mujeres exclusivamente realizando tareas del hogar aún existen, pero aclara que también se denuncian y las marcas rectifican. Una parte importante del problema, señala, es que los departamentos que gestionan la imagen de las marcas están liderados por hombres. «Quienes imaginan lo que quieren las mujeres y definen cómo vendérselo son hombres», añade, esperando que la «lucha» por la igualdad de género obtenga sus frutos en poco tiempo.

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