Comunicados de Prensa
Educación continua en el trabajo: empoderamiento y fidelización
Los empleados son el alma y la fuerza de las empresas, de eso no hay duda. Si bien todo negocio inicia como la idea de alguien dispuesto a invertir para crear valor y obtener una ganancia, eso no sería posible sin el esfuerzo de su plantilla laboral, que dedica varias horas al día para llevar el pan a la mesa y hacer que una organización alcance sus objetivos y crezca.
En muchas ocasiones, aparte del salario, esa entrega es compensada con vales de despensa o alguna otra prestación superior a las marcadas por la ley; pero existe otra manera de retribuir y agradecer esa dedicación, que deja huella más allá de una retribución económica o en especie: la educación continua o capacitación.
Dependiendo del giro de la compañía, en algunos casos se implementan campañas de este tipo para que las habilidades de su personal crezcan y el equipo de trabajo sea más fuerte, tanto para seguir desempeñando sus tareas cotidianas como para escalar puestos.
En todo caso, además de elevar las capacidades de las personas al interior de las empresas, también se les dan herramientas que en un futuro pueden emplear en otros contextos, incluyendo los sociales. De acuerdo con Abraham González, Gerente de Marketing para México y Estados Unidos de EF English Live, la mayor escuela online de inglés en el mundo, justo las clases de ese idioma son uno de los programas más solicitados por los empleadores, debido a las siguientes razones:
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Fomentan la igualdad y las oportunidades. Las personas en puestos secretariales, técnicos y de operaciones, tienen en promedio niveles mucho menores de dominio del inglés que sus compañeros de trabajo. Esta brecha les impide ser miembros productivos en equipos multinacionales y limita sus prospectos de carrera. Poner un piso más parejo para todos enseñándoles inglés está en las manos de los empleadores, que además serán bien vistos éticamente por su entorno.
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Mejoran la colaboración sin fronteras. Las redes sociales en línea basadas en el trabajo y las herramientas de colaboración están aumentando, permitiendo que la comunicación entre empleados en diferentes ubicaciones geográficas sea más frecuente y hasta informal. En esas empresas globales, el código para entenderse y operar es el inglés.
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Más que un plus, es una necesidad. Según una encuesta realizada en 2018 por Sloan Management Review y Deloitte a 4,300 ejecutivos, el 90% piensa que necesitan actualizar sus habilidades al menos una vez al año.
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Es una deuda de Latinoamérica. En nuestra región, hay países donde la demanda del inglés en el trabajo es tan alta y la educación al respecto tan baja, que miles de profesionales invierten en clases. Un estudio de 2015 en Brasil encontró que el 87% de los adultos encuestados había pagado por cursos del idioma después de terminar su educación. Ayudarles a ahorrar ese gasto y al mismo tiempo fidelizar su pertenencia a una empresa es también una capacidad de los patrones.
El valor para los directivos de apoyar a su fuerza laboral con herramientas que le permitan crecer tanto dentro de la compañía como fuera, con cursos que pueden ir desde temas generales como el inglés, hasta talleres más específicos dependiendo el giro de la empresa, es incalculable y ayuda a la construcción de reputación corporativa.
Además de dotar a los colaboradores con herramientas para realizar mejor su trabajo, se les dan conocimientos que pueden aplicar durante el resto de su vida y hasta en otras empresas, sin que por ello exista alguna especie de “traición” si esos empleados dejaron una huella positiva en la organización: como en la vida, hay momentos en los que debemos aprender a soltar y dejar ir.
Se trata de educar a los empleadores sobre que, con colaboradores más preparados, habrá mejores resultados; y que el hecho de invertir en algún curso para ellos es también una labor social más que una medida para retener talento o elevar indicadores: “Si puedes apoyar a tu empleado de otras maneras, hazlo”, concluye Abraham González.